¿Cuál es el combustible del futuro?

Gas de hidrógeno

Ahora parece que el futuro ha llegado, ya que siete de los mayores promotores de proyectos de hidrógeno verde se han unido para lanzar la Iniciativa de Catapulta del Hidrógeno Verde, en un intento de multiplicar por 50 la producción de hidrógeno verde en los próximos seis años.

El hidrógeno verde se produce mediante energías renovables y electrólisis para dividir el agua, y se distingue del hidrógeno gris, que se produce a partir del metano y libera gases de efecto invernadero a la atmósfera, y del hidrógeno azul, que captura esas emisiones y las almacena bajo tierra para evitar que causen el cambio climático.

Un análisis reciente sugiere que 2 dólares/kg es un punto de inflexión potencial que hará que el hidrógeno verde y sus combustibles derivados sean competitivos en múltiples sectores, como la producción de acero y fertilizantes, la generación de energía y el transporte marítimo de largo alcance. El amoníaco verde, que se fabrica a partir del hidrógeno verde, se está probando como posible sustituto de los combustibles fósiles en la generación de energía térmica, lo que reduciría en gran medida la intensidad de las emisiones de la infraestructura energética existente.

Generador de hidrógeno

La presión está en marcha. ¿Ya la sientes?  La Unión Europea se propone alcanzar la neutralidad climática en 2050, mientras que el plazo de China es 2060. Estados Unidos quiere reducir los gases de efecto invernadero en un 50% para 2030, y Japón y Canadá le siguen de cerca (40-45%). El reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático no es más que un llamamiento al cambio.  Como industria, hay una dirección muy clara en la que se espera que nos movamos -marcada por los compromisos de la Organización Marítima Internacional para 2050 y 2100-, pero poca claridad sobre cómo se supone que vamos a llegar allí.

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Es la cuestión de nuestra generación, y la que nos hemos propuesto abordar en nuestro último informe Maritime Forecast to 2050.  Las anteriores transiciones energéticas fueron relativamente sencillas. Los buques pasaron del viento al carbón, al vapor y finalmente al petróleo, con una uniformidad impulsada por las ganancias financieras. O se formaba parte del movimiento o se dejaba que se ahogara en la estela del cambio.  Ahora, sin embargo, las múltiples opciones son suficientes para aplastar el más poderoso de los cráneos. Si usted encarga hoy un buque nuevo para explotarlo mañana, ¿cómo va a planificar una estrategia de combustible que garantice que su buque siga siendo competitivo, conforme y atractivo -para una amplia gama de partes interesadas, incluidos fletadores y financiadores- en un entorno inundado de posibilidades?  ¿Qué le conviene más: el bioetanol, el gas natural licuado o el gasóleo marino sintético, entre otros? ¿Seguirá siendo viable esa opción a los 15, o incluso a los cinco, años de funcionamiento?

Motor de hidrógeno

Arctic-Images/Getty ImagesCuando se trata de buscar la fuente de energía que sustituya a los combustibles fósiles, no faltan opciones. La energía solar, la energía eólica, el etanol y los biocombustibles suelen ser los contendientes más citados para sustituir a los motores de combustión basados en el petróleo y a las centrales eléctricas de carbón, pero el hidrógeno destaca como una prometedora fuente de energía alternativa. Aunque la idea de utilizar el hidrógeno como fuente de combustible para alimentar los coches y generar electricidad es un concepto relativamente nuevo que responde a la búsqueda de una alternativa al petróleo, las pilas de combustible de hidrógeno son anteriores al motor de combustión interna, que se inventó a mediados del siglo XIX, en unos 20 años.AdvertisementDado que la forma más básica de esta tecnología existe desde hace casi 150 años, ¿por qué ha llegado de repente su momento?

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El futuro energético de las pilas de combustible

A petición del gobierno de Japón en el marco de su presidencia del G20, la Agencia Internacional de la Energía elaboró este histórico informe para analizar la situación actual del hidrógeno y ofrecer orientaciones sobre su futuro desarrollo.

El informe concluye que el hidrógeno limpio goza en la actualidad de un impulso político y empresarial sin precedentes, con un número de políticas y proyectos en todo el mundo en rápida expansión. Concluye que ahora es el momento de ampliar las tecnologías y reducir los costes para permitir que el hidrógeno se utilice de forma generalizada. Las recomendaciones pragmáticas y prácticas que se ofrecen a los gobiernos y a la industria permitirán aprovechar al máximo este creciente impulso.

El hidrógeno y la energía tienen una larga historia común: desde los primeros motores de combustión interna, hace más de 200 años, hasta la integración en la industria moderna del refinado. Es ligero, almacenable, de gran densidad energética y no produce emisiones directas de contaminantes o gases de efecto invernadero. Sin embargo, para que el hidrógeno contribuya de forma significativa a la transición hacia una energía limpia, es necesario que se adopte en sectores en los que está casi ausente, como el transporte, los edificios y la generación de energía.El Futuro del Hidrógeno ofrece un estudio exhaustivo e independiente del hidrógeno que expone la situación actual; las formas en que el hidrógeno puede contribuir a lograr un futuro energético limpio, seguro y asequible; y cómo podemos hacer realidad su potencial.

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